El universo no ha sido hecho para adecuarse a mí. Vivimos en un mundo constantemente cambiante donde, como dos animales luchando por comida, el más fuerte se impone y quien tenga la cualidad de adaptarse podrá sobrevivir y destacar.
En una antigua y pequeña isla existían 10 pescadores, los cuales se dedicaban a su oficio para alimentar a sus familias y abastecer de pescado a toda la población de aquella isla.
Luego, por medio de un comerciante, la tecnología llegó a la isla. Se había inventado una red de pesca, la cual facilitaba su tarea, así que los pescadores la comenzaron a usar.
Ahora, en vez de necesitarse 10 pescadores, el trabajo lo podían completar entre 2 solamente. El 80% de los pescadores de la isla quedaron desempleados.
¿Se te asemeja esta historia con la realidad? Probablemente estos pescadores aprendieron un nuevo oficio, era su única opción si deseaban sobrevivir y es probable que en tu vida hayas experimentado algo similar.
Con el tiempo, hay conocimientos y habilidades que quedan obsoletos ante el vertiginoso avance tecnológico. Tal como les sucedió a los pescadores de la isla, hay que aceptar el cambio aunque no nos guste.
Muchas veces nos atemoriza o no estamos preparados para cambios abruptos, nos encontramos demasiado cómodos y no vemos la importancia de irnos reinventando poco a poco, pues estamos muy refugiados en la rutina, por diversas razones:
Zona de confort: esto nos genera una resistencia, pues todo cambio incomoda. Los cambios suponen nuevos retos, mayor esfuerzo, principalmente al principio, más estrés, el cual puede hacer que las personas se sientan inseguras o inestables.
Para vencer esto, es necesario ir un paso adelante. Informarse; ¿sobre qué? Pues si ya sabemos que el cambio es inevitable, averigüemos hacia donde se dirige la transformación en nuestra profesión, disciplina o actividad.
Es bueno mentalizarse en que existe una obligación de renovarse a sí mismo, no dejar de aprender cosas nuevas, trabajar en nuestra inteligencia emocional, en otras palabras: no dejar de crecer como persona.
Tengamos siempre presente que nuestro mundo no es estático y que de la misma forma que se renuevan las águilas y mudan de piel las serpientes, debemos estar en constante cambio y evolución.
Falsas expectativas: en ocasiones vemos los cambios como algo negativo, porque no creemos que sea necesario cambiar algo que funciona. Sin embargo, siempre se puede mejorar.
No tengas predisposición negativa hacia lo nuevo, ni te empeñes en buscarle defectos. Si te enfrentas a un cambio en tu vida, enfócate en disfrutar las ventajas de las nuevas experiencias que vives.
Conoce sobre el cambio, planifica de acuerdo a él, adelántate a lo que viene y eso te convertirá en alguien que se adapte sin problemas. Ten presente que el mundo no se detendrá por ti.
“Todos piensan en cambiar el mundo pero nadie piensa en cambiarse a sí mismo” -Alexei Tolstoi
En una antigua y pequeña isla existían 10 pescadores, los cuales se dedicaban a su oficio para alimentar a sus familias y abastecer de pescado a toda la población de aquella isla.
Luego, por medio de un comerciante, la tecnología llegó a la isla. Se había inventado una red de pesca, la cual facilitaba su tarea, así que los pescadores la comenzaron a usar.
Ahora, en vez de necesitarse 10 pescadores, el trabajo lo podían completar entre 2 solamente. El 80% de los pescadores de la isla quedaron desempleados.
¿Se te asemeja esta historia con la realidad? Probablemente estos pescadores aprendieron un nuevo oficio, era su única opción si deseaban sobrevivir y es probable que en tu vida hayas experimentado algo similar.
Con el tiempo, hay conocimientos y habilidades que quedan obsoletos ante el vertiginoso avance tecnológico. Tal como les sucedió a los pescadores de la isla, hay que aceptar el cambio aunque no nos guste.
Muchas veces nos atemoriza o no estamos preparados para cambios abruptos, nos encontramos demasiado cómodos y no vemos la importancia de irnos reinventando poco a poco, pues estamos muy refugiados en la rutina, por diversas razones:
Zona de confort: esto nos genera una resistencia, pues todo cambio incomoda. Los cambios suponen nuevos retos, mayor esfuerzo, principalmente al principio, más estrés, el cual puede hacer que las personas se sientan inseguras o inestables.
Para vencer esto, es necesario ir un paso adelante. Informarse; ¿sobre qué? Pues si ya sabemos que el cambio es inevitable, averigüemos hacia donde se dirige la transformación en nuestra profesión, disciplina o actividad.
Es bueno mentalizarse en que existe una obligación de renovarse a sí mismo, no dejar de aprender cosas nuevas, trabajar en nuestra inteligencia emocional, en otras palabras: no dejar de crecer como persona.
Tengamos siempre presente que nuestro mundo no es estático y que de la misma forma que se renuevan las águilas y mudan de piel las serpientes, debemos estar en constante cambio y evolución.
Falsas expectativas: en ocasiones vemos los cambios como algo negativo, porque no creemos que sea necesario cambiar algo que funciona. Sin embargo, siempre se puede mejorar.
No tengas predisposición negativa hacia lo nuevo, ni te empeñes en buscarle defectos. Si te enfrentas a un cambio en tu vida, enfócate en disfrutar las ventajas de las nuevas experiencias que vives.
Conoce sobre el cambio, planifica de acuerdo a él, adelántate a lo que viene y eso te convertirá en alguien que se adapte sin problemas. Ten presente que el mundo no se detendrá por ti.
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